
El día 12 abril se conmemora el Día Nacional de Atención Primaria. Es un hecho constatado en numerosos estudios nacionales e internacionales que, la contribución de una atención primaria fuerte a los sistemas de salud se asocia con una distribución más equitativa de la salud de las poblaciones.
Hace un año, compartíamos contigo un vídeo de visibilización de la enfermera de familia, dando consejo a la población de continuar con hábitos de vida saludables durante ese periodo de confinamiento. Con recomendaciones para cuidar tu salud física y mental, realizando actividad física a diario, comiendo de forma saludable y manteniendo tu mente activa, positiva y creativa.
Esta pandemia nos ha dejado dos primaveras con esquinas rotas. La primera, en confinamiento, y esta segunda, con pandemia epidémica. En esta época de pandemia, se ha mostrado que la Enfermera de Familia y Comunitaria es más necesaria que nunca. Se ha evidenciado la imprescindible labor diaria que se está realizando desde atención primaria, cuidando de nuestros pacientes y de la comunidad, formando parte de la red de Vigilancia y Control de la pandemia, como enfermeras especialistas, como enfermeras de control de casos y contactos COVID-19, constituyendo los equipos de vacunación frente a la COVID19.
La historia de la pandemia del coronavirus no está terminada, ni mucho menos contada. Nos queda aún un largo recorrido para volver a la normalidad, para recuperar nuestras vidas, para volver a acercarnos a nuestros seres queridos. Pero serán las pequeñas historias las que harán grandes las vivencias de los peores años de nuestra historia reciente, en los que puedes contar con las enfermeras de familia y comunitaria.
«… verás que la vida no sólo, como tú dices, sigue, sino que además se acomoda, se reajusta. Quizá tenga razón. Todo este terremoto nos ha dejado rengos, incompletos, parcialmente vacíos, insomnes. Nunca vamos a ser los de antes. Mejores o peores, cada uno lo sabrá. Por dentro, y a veces por fuera, nos pasó una tormenta, un vendaval, y esta calma de ahora tiene árboles caídos, techos desmoronados, azoteas sin antenas, escombros, muchos escombros. Tenemos que reconstruirnos, claro: plantar nuevos árboles, pero tal vez no consigamos en el vivero los mismos tallitos, las mismas semillas. Levantar nuevas casas. Quitar los escombros, dentro de lo posible; porque también habrá escombros que nadie podrá quitar del corazón y de la memoria.» (Mario Benedetti: Primavera con una esquina rota)